Se quejaba, se quejaba, se quejaba, se quejaba y se quejaba. Yo soy una mujer de mi casa. Pero aquella criada gorda no hacía más que se quejar y se quejar. ? Despedirla por eso? Hubiera tenido que pagarle sus tres meses. Además hubiese sido muy capaz de echarme mal de ojo. Un dia me enfadé y me decidí ayudarla. Le regalé un revolver.
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