Eduardo Augusto de Mello
Prática de Expressão Escrita em Espanhol, 29/01/2013
NO OYES LADRAR LOS PERROS
Juan Rulfo
RULFO, Juan. No oyes ladrar los perros. In: OVIEDO, José Miguel (sel.). Antología crítica del cuento hispanoamericano del siglo XX (1920-1980). 2. La gran síntesis y después. Madrid: Alianza Editorial, 2002.
· Narración, cuento
· Es un breve relato de Juan Rulfo que trata sobre como un padre de avanzada edad transporta a su hijo que se encuentra herido. El objetivo principal es llegar al pueblo de Tonaya, donde existe un doctor que puede ayudar al hijo. Se hace notar que el padre no siente mucho afecto por el hijo, sin embargo lo ayuda en honra a la memoria de su mujer. A medida que el padre avanza por el campo con el hijo en sus propios hombros, sus sentimientos se revelan al lector. Ellos caminan por la noche y el estado del hijo va empeorando, mostrándose casi inconsciente en algunos tramos. En la narración, también se muestra como el padre le pide a su hijo Ignacio que lo ayude a escuchar o ver el pueblo. Cuando están caminando, el padre siempre pregunta a Ignacio si él ve algo o si oye los perros ladrando para saber si están cerca del pueblo. Ignacio había matado y robado a buena gente, aun así su padre lo ayuda. Cuando llegan al pueblo, el padre baja el flojo cuerpo de Ignacio de sus hombros y oye los perros ladrando. El padre se enoja y dice a su hijo que él no le había ayudado ni siquiera con esta esperanza.
Palabras Clave: Juan Rulfo, padre, Ignacio, caminar, perros.
· Ideas clave del texto:
ü Las relaciones familiares y los fuertes lazos entre padres e hijos – “¿Lloras, Ignacio? Lo hace llorar a usted el recuerdo de su madre, ¿verdad? Pero nunca hizo usted nada por ella. Nos pagó siempre mal. Parece que en lugar de cariño, le hubiéramos retacado el cuerpo de maldad. ¿Y ya ve? Ahora lo han herido. ¿Qué pasó con sus amigos? Los mataron a todos. Pero ellos no tenían a nadie. Ellos bien hubieran podido decir: “No tenemos a quién darle nuestra lástima”. ¿Pero usted, Ignacio?”;
ü La mentira de Ignacio respecto a los ladridos de los perros (él pretende sacrificar su vida para evitar más problemas y dolor a su padre) – “Primero le había dicho: "Apéame aquí... Déjame aquí... Vete tú solo. Yo te alcanzaré mañana o en cuanto me reponga un poco." Se lo dijo como cincuenta veces”;
ü El sufrimiento del padre: 1) Por tener el hijo en sus espaldas; 2) Porque el hijo no vivía de acuerdo con el valor político del padre, que creía que la manera correcta de vivir en sociedad era obedeciendo a los padres – “Sudaba al hablar. Pero el viento de la noche le secaba el sudor. Y sobre el sudor seco, volvía a sudar”; “Nunca pensé que con el tiempo se te fuera a subir aquella rabia a la cabeza... Pero así fue... A usted no le debo más que puras dificultades, puras mortificaciones, puras vergüenzas”;
· Interrogantes y expresiones desconocidas:
Expresiones:
– “El viejo se fue reculando hasta encontrarse con el paredón...”
1. intr. cejar. (retroceder)
* Retroceder, andar hacia atrás, ciar.
– “le zarandeaban la cabeza como si fuera una sonaja”
1. f. Par o pares de chapas de metal que, atravesadas por un alambre, se colocan en algunos juguetes e instrumentos rústicos para hacerlas sonar agitándolas.
– “Nos dijeron que detrás del cerro estaba Tonaya”
1. m. Elevación de tierra aislada y de menor altura que el monte o la montaña
– “se sacudia como si sollozara”
1. intr. Respirar de manera profunda y entrecortada a causa del llanto.
Para pensar:
– ¿Cómo sabemos que la madre de Ignacio tuvo un papel importante en su vida?
– ¿Cómo cambia la actitud del padre a lo largo del viaje?
– ¿Qué significan o indican los ladridos de los perros?
· El problema tratado en el cuento es generado por circunstancias que nos muestran lo difícil que es la vida, ya sea que haya sido un asalto, una pelea o una enfermedad lo que le ocurrió a Ignacio (el hijo). Puede ser que para solucionar el problema exista la necesidad de realizar grandes esfuerzos o grandes cantidades de trabajo, como lo es el hecho de transportar a otra persona en los hombros, por grandes distancias y en la noche – lo que sin duda nos hace sentir un toque de realidad en el relato.
Otro hecho importante es el que el hombre no pueda soltar a su hijo, el que sepa que si lo baja no lo va a poder subir de nuevo y, por lo tanto, su hijo va a morir. El padre a pesar de las peticiones del hijo no lo abandona. Esto nos muestra más la cercanía de la dificultad en la vida, la existencia de algo que se debe hacer, algo que si no se hace o se deja de hacer, traerá consecuencias irremediables y que durarán para siempre. Es importante recalcar también el hecho de que el padre ayuda su hijo por la memoria de su madre – esto nos muestra el apego que tiene el padre por las tradiciones, las ganas que tiene de estar cerca de lo que es correcto desde su punto de vista.
El padre, en algunas partes del cuento, hace notar que ya no ve nada y que se siente sordo. Esto nos lleva a pensar que él se encuentra aislado del mundo, que se encuentra cegado por el hecho de ayudar a su hijo. El momento en que logra escuchar a los perros es cuando ya alcanzó el pueblo; momento en que ya cumplió con su tarea, cumplió con su mujer, con su deber de padre y con su conciencia, lo que lo libera y le permite conectarse con el mundo otra vez, escuchando a los perros del pueblo. Esto se muestra claramente al final del cuento.
Es posible analizar, todavía, la lucha interna del padre. Esta se muestra en la parte del cuento en que este rememora como era cuando su hijo nació. Él dice que Ignacio era un bebé lleno de malas características – esta idea indica como el padre siente que su hijo siempre ha sido una mala persona.
No oyes ladrar los perros – un cuento realista de Rulfo que nos presenta al hijo que necesita del amor y apoyo del padre, pero también al padre que ha llegado al límite de la desesperanza. La inminente muerte del hijo lo conduele.